Cuantas veces he oído decir que yoga es sólo para personas con elongación privilegiada e, incluso, que es un tipo de ejercicio sólo para gente joven.
Todo esto lo van relacionando a la juventud muscular y no al motivo real de la flexibilidad del cuerpo. Relacionan a una cantidad de años encima al hecho de ser más o menos flexibles, si bien es cierto lo que limita nuestra flexibilidad son los músculos y los ligamentos pero también se ha comprobado que podemos lograr una flexibilidad infinitamente mayor con actitud mental correcta que por una tracción violenta sobre los músculos que se resisten.
Para acrecentar nuestra flexibilidad real es indispensable trabajar en el nivel del control nervioso, es decir actuar mentalmente sobre nuestro cuerpo.
Si analizamos los motivos por los cuales científicamente podemos comprobar que se pierde elasticidad llegaremos a los siguientes factores:
- Estado de la columna vertebral (es incorrecto presionarla si está en malas condiciones de cuidado)
- Acumulación gradual de sedimentos, como cal, en las válvulas arteriales y venosas debido a las impurezas de la sangre.
- Hipertrofia muscular por falta de ejercicio o exceso de éstos con peso excesivo (máquinas, pesas y otros)
- Un estado de salud desmejorado como resultado de un estilo de vida poco cuidado (mala alimentación, descuido en ejercicios y otros) los que se han ido acumulando en los años de vida.
- Poder de la mente (factores psicológicos que atañen limitaciones al cuerpo)
Si vamos analizando uno a uno veremos que lo único que nos limita sería una falla real en algún sistema óseo, el resto, es absolutamente trabajable a nivel de voluntad y con amor propio. Es real la frase “Yo puedo”, y de ahí viene el que amen cada milímetro alcanzado de cada elongación, como siempre les he dicho, lo importante no es llegar al suelo al igual que un instructor de yoga sino llegar a un centímetro más de lo que mi cuerpo estaba acostumbrado.
Además les recuerdo lo importante que es realizar cada asana y cambiar entre estas de forma pausada y “oyendo” cada fibra muscular, para eso deben concentrarse en cada flujo de sangre. El músculo es muy extensible en su límite normal de elasticidad. Cuando se alcanza este, el músculo puede estirarse aún más pero muy lentamente. Se estirara y lo hará tanto mejor cuanto más relajado esté. Una tracción brusca sobre el músculo relajado puede incluso traumatizarlo. Una tracción lenta, progresiva y continua sobre un músculo no ofrece peligro, por el contrario, lograrán una serie de efectos favorables como exprimir la sangre, especialmente la venosa. La circulación venosa depende, no del impulso cardiaco, sino de las contracciones y descontracciones alternativas de los músculos que, al comprimir las venas, impulsa la sangre hacia el corazón. Pero el músculo retoma su volumen normal y “aspira sangre fresca”, que lo “enjuaga”, lo “desengrasa” y lo alimenta.
Recordemos que una buena “puesta en marcha” antes de una sesión de asanas (posturas) facilita mucho el trabajo, porque los músculos en calor se estiran más fácilmente.
Durante el tiempo de reposo en el suelo, la sangre fluye en gran abundancia a los músculos que han sufrido estiramiento. Este relax constituye una fase esencial y no hay que precipitarse de una postura a otra. No comience la próxima asana sino cuando la respiración y los latidos del corazón han vuelto a la normalidad.
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