Tuve el gusto de maquillar en el desfile por el Aniversario del atelier de Rubén Campos. A pesar de que la jornada fue entretenida no puedo olvidar el agotamiento que significan estos eventos: maquillar muy rápido, estar pendiente de tu espacio y del resto, oír y mantener conversaciones interesantes y tener que soportar otras que ni tanto.
Además estar cerca de Rubén es caóticamente encantador: un torbellino de hiperactividad que se mueve en su atelier revisando detalles y vociferando estrés.
En resumen: bello recuerdo!!
CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES
Cristián Cabrera
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